viernes, 30 de octubre de 2009

Ecos de la ciudad maldita







ECOS DE LA CIUDAD MALDITA.

1

Sus ojos se cansaron de ver las viejas calles
por donde tantas veces transitó la ilusión
Para entonces era una niña
pero el internet ya le había sembrado
la devastación,
cuando la peste de las urbes
la novedad entonces
los ojos desmesurados
bebían imágenes eróticas
mientras su madre despachaba padrenuestros
y aves marías.
Luego, tras de la puerta el primo
el amigo del primo
el recién conocido… de su primo
y la sensación de ver cómo escapaba su castidad
entre el graznido de las tablas secas.

Sus ojos se cansaron de ver las viejas calles
pero él nunca llegó
Sombras cercaron sus mejillas
que no conocieron la fragancia de un cálido piropo
y la escarpa sembró eriales
hasta el día en que escuchó
el dulce grito de sus entrañas
que se abrían como una flor de escarlata.

2

Tenía la cara sucia
un trompo y un condón reciclado
Tenía las manos ásperas
y el color de la mugre indefinida
Sus ojos habían perdido el brillo de la novedad
y a sus nueve años ya había visto
la lluvia del amanecer
muchas veces
tantas, que ya había perdido la cuenta
El sol de la mañana siempre fue un intruso
y el periódico escaseó
para las madrugadas
Ahora ya no recuerda el nombre de su madre
ni a que sabía un baño
entre burbujas de champú.
Yo se que en esos ojos de gorrión
hay lágrimas resecas
y en su mente de niño
aún palpita la ilusión de un juguete.



3

A las tres de la tarde
el sol hacía requiebros al silencio
De vez en cuando un grito solitario
o el ruido de un motor.
A las tres de la tarde
ardía el silencio de la devastación
en el viejo arrabal
Después, llega el tropel
y la calle empinada
se viste a borbotones
de sangre que huye.
Por sus ojos abiertos
a un infinito que no ve,
se fuga lentamente la vida,
y los pasos
de un sartal de curiosos
surgen como inquietos fantasmas
de la nada.



4

Supermán se levantó esta mañana
y no encontró alimento.
Descalzo, recorrió el vecindario
en tanto que sus ojos roían el silencio
halló después a Luthor entre los basureros
y los dos emprendieron la fuga del hambre
El sol, apenas anunciaba su presencia sórdida
y el callejón ya estaba poblado
de guerreros
hombres que lanza la miseria
sobre un erial de escombros.
Latas abiertas de sardina, papeles sucios
y una bolsa arrugada que cubría el festín
de un enjambre de hormigas.
Supermán retiró las hormigas
y un suculento hueso de gallina
compartió con su enemigo.
Luego sacudió los envases
y succionó algunas gotas
entonces Supermán alzó de nuevo el vuelo
y emprendió la batalla.
Después, el grito de los pequeños golfos
se batió en estampida
por la presencia del uniformado.

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