
10
Mis zapatos huelen a bosta de perro
y cuentan muchas historias de asfalto.
En mi cerebro aún se cocinan
las teorías de Anaxímenes y Anaximandro
y concomitan los sueños de aspirante a burgués.
Ayer desayuné con mi esperanza.
La terca desazón se asomó
a la hora del almuerzo
y al promediar la tarde
pude ver el horizonte aún demasiado lejos.
Tengo sal en los labios,
mis ojos arden con las emanaciones
que se cuelan por entre las pestañas,
y en mi casa, los cartones
de las graduaciones
siguen esperando la justificación
de tantos exámenes aprobados.