sábado, 17 de octubre de 2020

 


Foto César Vallejo - Tomada del Internet.


Dosquebradas, septiembre de 2020

PONENCIA PARA EL SEGUNDO CONGRESO MUNDIAL DE LAS LETRAS ASORBAEX

Saludos señores Congresistas, invitados especiales y público en general y muchas gracias por permitirme dirigirles la palabra en este magno congreso de las letras ASORBAEX.

Doctora Lucy Carlosama, Dra. Liliana Borzellino, Dra. Mara Luz García y demás honorables organizadores.

 

LA POESÍA DE CÉSAR VALLEJO, UNA AUTÉNTICA EXPRESIÓN DE LA VANGUARDIA LATINOAMERICANA.

 

Santiago de Chuco en 1892, era una pequeña población rural de la provincia de Huamachuco, departamento de la Libertad del Perú, cuya capital Trujillo se ubica a 165 kilómetros de distancia; y es donde nace “el más grande poeta universal después de Dante”, según palabras de Tomás Merton y “el más grande poeta del siglo XX en todos los idiomas”, según Martín Seymor Smith. Su nombre es: CÉSAR ABRHAHAM VALLEJO MENDOZA, nieto de dos sacerdotes españoles y dos indias Chimu, y conforma una familia numerosa, siendo el menor de once hijos.

Con grandes dificultades económicas se gradúa como bachiller en letras en la universidad de la Libertad de Trujillo en 1915, con su tesis “El romanticismo en la poesía castellana” y en 1917 culmina igualmente la carrera de Derecho; y es en Trujillo donde se integra con la juventud intelectual de su entorno y empieza a destacarse como poeta preciosista al lado de Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torre, Albraham Valdelomar, José María Eguren, Antenor Orrego y otros conocidos posteriormente como “La generación del 19”

En 1919 viaja a Lima para para continuar estudios y allí publica LOS HERALDOS NEGROS, un poemario de rasgos modernistas, en cuyo contenido navega el dolor de la existencia y la angustia de la temporalidad que siempre lo acompañarán hasta su muerte.

Desde ese momento se empieza a notar en la poesía de Vallejo la búsqueda de una diferenciación expresiva con toque vanguardista, en la que se libera de los atavismos de la forma y llega hasta la palabra en su estado naciente, desarticulando así la tradición modernista y llevándola a una poética de liberación, propia de una auténtica expresión de vanguardia hispanoamericana.

 

Son muchos los factores que inciden en la transformación de su visión poética, (dado el momento histórico que vive la literatura, tanto en Europa como en los países de habla hispana), que condujeron la producción de su obra monumental, publicada con el nombre de TRILCE en 1922 y de la que Antenor Orrego, dice que: “César Vallejo está destripando los muñecos de la retórica” y que con ello “quiere dar una versión más directa, más caliente y cercana de la vida, haciendo pedazos todos los alambritos convencionales mecánicos…”

SU OBRA LITERARIA ESTÁ INFLUECIADA:

- Por los poetas simbolistas del último tercio del siglo XIX.

-Por el modernismo subsiguiente,

- Por los movimientos de vanguardia, que quieren romper con todo lo establecido y buscar un cambio total en la relación clásica escritor-lector en la que muchas veces aparecen textos caóticos y desarticulados, con énfasis en la expresión de la libertad, la ruptura y la renovación;

y en últimas, - Por el malestar social, económico y espiritual de la posguerra con su marcado sabor de finitud y de angustia existencial.

 

Todo aquello, se suma a la dureza de su entorno socioeconómico, lleno de conflictos raciales y sociales entre la sierra y Lima,

- La influencia de su medio revolucionario estudiantil siempre deseoso de estar al día con las ideas renovadoras que llegaban de Europa,

- Su visión de poeta en crecimiento y el compromiso con su pueblo peruano; a lo que también debemos agregar

- El dolor por la reciente muerte de su madre y sus conflictos de amor, sin desconocer finalmente el hecho de haber sido recluido en un terrible calabozo de Trujillo durante 112 días, tiempo que le permite elaborar su poesía marcadamente vanguardista que conocemos con el nombre de TRILCE.

 

EL SIMBOLISMO, movimiento literario de finales del Siglo XIX, creado como reacción a los movimientos realistas y naturalistas que exaltaban la realidad cotidiana aun por encima del ideal, dice que el hombre debe trazar las correspondencias ocultas que unen a los objetos sensibles, (Asociación sinestesica), aprovechando las imágenes y las figuras literarias.

 

Y es en ese campo de expresión lleno de imágenes y figuras literarias, donde surge el SURREALISMO, como fuerza renovadora del lenguaje en el que se abre paso un nuevo repertorio de palabras que obedecen a la intuición musical y al impulso irracional, y que nos permite hablar de la poesía pura, conocida ya como un movimiento poético de la contemporaneidad, con punto de partida en la escritura automática, enriquecida con símbolos, hijos de la imaginación y del sueño. Y es precisamente el sueño uno de los estados ideales de la producción poética, porque allí se da en forma natural esa profusión automática, ese flujo vertiginoso de imágenes sueltas y a veces contradictorias que dicta el inconsciente, rebelde y asintáctico. Allí en el sueño, se producen muchas veces los mensajes inusitados, las nuevas creaciones, el enriquecimiento del lenguaje, las metáforas, los símbolos y toda esa producción poética y maravillosa que todos conocemos como VERSO LIBRE.

 

Esa es la gran novedad del Surrealismo que cabalga al lado de la emoción, que hace que la expresión poética sea libre y espontánea, muchas veces similar a un parto o renuevo del verbo, hijo del dolor, de la esperanza, del amor o del desamor; o simplemente como la quinta esencia del sentimiento constreñido y extrañado.

 

El subconsciente es el más próximo al lugar de los sueños, umbral de la conciencia que algunos llaman lugar del ENSUEÑO, (del que tanto habla Gastón de Bachelard), donde las palabras brotan sueltas y navegan en un verdadero vértigo de imágenes, hijas de una tensión impuesta por la presión del ritmo interior, o en otras palabras por la fuerza interior, o el impulso de la emoción, que desboca, rompe e irrumpe en poema, con su palabra caliente, humeante, convertida muchas veces en imagen.

 

Dice Roberto Fernández Retamar que TRILCE es “Sin la menor duda el libro mayor de la Vanguardia poética en nuestro idioma”. Escrito 10 años antes que Altazor de Vicente Huidobro, 20 años antes que Finnegans Wake, de James Joyce, lleva la lengua española a límites insospechados, con el manejo insólito del lenguaje, donde fuerza la sintaxis, inventa palabras y deconstruye en muchas ocasiones el lenguaje mismo, obedeciendo con ello al mando de su inspiración.

 

Adelantado en su tiempo, César Vallejo, rompió de forma flagrante la manera de hacer y entender la poesía, como dice Isaías Peña Gutiérrez en su manual de literatura latinoamericana “burlando así las barreras convencionales que rodeaban lo político, lo social, lo sexual y lo religioso”.

Si bien es cierto que TRILCE fue su obra monumental, tocada por el desgarramiento humano frente al dolor y la conciencia de finitud del hombre, revolucionaria e irreverente frente a lo clásico, innovadora y profunda en el manejo libre y espontáneo de la palabra, también podemos decir que toda la obra de César Vallejo está signada por la herida de la existencia del hombre que no se resigna a su condición finita y que en muchas ocasiones lanza el grito de inconformidad solidaria por su permanente dolor de existencia. Su paso por Europa, señaló hasta el final el testimonio de la desesperanza, tanto en su vida militante, como en la totalidad de su obra.

Después de su viaje a París en 1923, donde llevó una vida acosada por las dificultades económicas, a pesar de sus trabajos de traducción, docencia y periodismo, se dedicó a escribir sus obras, publicadas post mortem, entre las que sobresalen: su novela indigenista “El Tungsteno”, su cuento “Paco Yunque” y sus poemarios conocidos como “Poemas humanos” y “España, aparta de mí este cáliz”, obras que reafirman toda la grandeza de un poeta, que nunca dejará de asombrar por su permanente actualidad renovadora de la poesía latinoamericana y mundial.

 

 

Para finalizar, veamos a manera de ilustración algunos toques vanguardistas en su obra “Trilce”:

 

1-     Manejo del tiempo: Ayer/Hoy

“El traje que vestí mañana/No lo ha lavado mi lavandera” Poema VI.

El tiempo mirado en retrospectiva es uno solo. El ayer y el hoy se funden en una eternidad. Todo es convencional: El tiempo es eterno, y la temporalidad es una simple medida de fracciones, hecha por el hombre dolorosamente finito.

2-     Manejo del espacio: Interior-exterior “Ya lejos de ambos dos, salí de pronto…/Son dos puertas abriéndose, cerrándose/dos puertas que al viento van y vienen sombra a sombra” Poema XV

3-     Paralelismo mujer-sexo, relación sinestésica: “Tengo fe en ser fuerte/por allí avanza cóncava mujer…” Poema XVI

“Se acabó la calurosa tarde;/tu gran bahía tu clamor / se acabó todo al fin: las vacaciones/ tu obediencia de pechos, tu manera / de pedirme que no me vaya fuera” Poema XXXIV

4-     Simbolismo de lucha entre el ser y el deber ser, planteado entre el sexo y la razón. Sexo-Seso = deber ser “Palpo el botón de dicha, está en sazón/y muere un sentimiento antiguo/degenerado en seso” Poema XIII

 

5-     Figuras simbólicas: “Quién hace tanta bulla, y ni deja/ testar las islas que van quedando” Poema I – Islas = presidiarios. Hombres que se sienten solo, aislados, solitarios, a pesar de compartir la prisión con otros.

6-     Liberación de la sintaxis: Deconstrucción: “¿Qué se llama cuando heriza nos? / se llama lomismo que padece/ nombre nombre nombre nombre” Poema II

Podría hacerse interminable la referencia al universo vanguardista presente en toda la obra del gran maestro César Abraham Vallejo, a quien hoy hemos tenido el privilegio de referirnos; pero las circunstancias de tiempo no nos permiten hacerlo.

 

Muchas gracias